martes, 29 de diciembre de 2015

¿Es tan malo los fuegos artificiales para los perros?

Hace unos días fue Navidad y en unos pocos más será Fin de Año y las redes como siempre están infestadas de hoaxes, noticias falsas, rumores a medias, cortinas de humo, etcétera, etcétera, etcétera.

Una de las cosas que más he visto con el transcurrir de estás ultimas fechas es que hay una sobredemanda por el llamado a la conciencia de las personas que suelen reventar cuetecillos y artefactos pirotécnicos para evitar que lo hagan, con el argumento de que los perros (en su mayoría) sufren con estos sonidos y se pueden morir. Alucina.

Debemos recordar que el espectro de audición de un humano en condiciones comunes y silvestres es desde 20 hasta 20,000 Hz, mientras que el punto más alto de la audición de un can es al menos 50,000 Hz. Es decir, ellos pueden oir los fuegos artificiales mucho más alto que nosotros.

Es común ver salir o escaparse de sus casas a algunos perros durantes estas épocas pues esas explosiones aleatorias los confunden y los dejan con ansiedad.

Hasta insectos, no te equivoques.






Pero, ¿es esto cierto?

De acuerdo con algunos veterinarios, el secreto está en que tipo de vida lleve tu perro. Si lo acostumbras a nunca escuchar sonidos altos, no lo sacas a pasear si no es con su jaula, o simplemente lo tratas como un hamster, es probable que sufra de este problema.

Recordemos que los perros polícias y los de caza pueden estar cerca o alrededor del disparo de un rifle sin asustarse. La diferencia es que estos animales sufren con los años un pequeño daño en sus nervios auditivos debido a la alta exposición a estos sonidos.

Pero, me refiero a una ALTA exposición, nada que ver con 1 o 2 días al año.

#ElDato: Los perros pueden llegar a "cerrar sus oídos" si lo consideran necesario. La naturaleza hizo que puedan hacer esto debido a la alta sensibilidad de su región auditiva.

¡Anda revienta cuetes con tu perro!

domingo, 6 de diciembre de 2015

El señor de la vuelta de mi casa

¿Saben? Siempre me he preguntado que tan rápido pueden cambiar las personas o cuál es el catalizador para que estas decidan dejar de lado ciertas costumbres o formas de pensar. Quizá sea algo progresivo o quizá sea algo fugaz.

Ayer, volviendo de ver a mi novia, estaba en el taxi camino a mi casa, cuando de pronto el taxista decidió cruzar por la avenida lateral derecha a mi casa, pues la principal estaba cerrada por trabajos de mantenimiento del municipio. En esta avenida recuerdo que solían estar tres amigos treintones en una esquina hasta altas horas de la noche todos los fines de semana simplemente jugando póker, tomando o tan sólo hablando; sentados en pequeñas bancas de plástico. Lo curioso es que ayer siendo sábado (¿o domingo?) por la noche esperaba verlos pues era común encontrarlos riendo o gritando, pero no.

Tan sólo vi a uno de ellos, sentado en la misma banca negra de plástico que por años observé que servía de apoyo para afianzar los vínculos interpersonales de dichos individuos. Pero esta vez, este personaje llevaba un smartphone y estaba scrolleando su Facebook.

A pesar de estar a 3 metros dentro del vehículo, sus lentes no dejaron de reflejar en sus vidrios los colores azules capri que salían de la pantalla del móvil, los cuales junto con el movimiento bidireccional de su dedo índice, rápidamente me hicieron dar cuenta que la tecnología había hecho su trabajo: este hombre había dejado de lado las convenciones sociales como el sólo hecho de conversar o simplemente reír, celebrar y sentarse junto a sus dos amigos que por cierto hace poco había visto volviendo del trabajo, por las noticias instantáneas, los vídeos de YouTube, y la mensajería gratuita.

Nunca se separaron, nunca se dejaron de ver, sólo que la tecnología los alejó un poco de la vida.

A decir verdad, todos hemos pasado por eso. Antes, los celulares no tenían tantas aplicaciones como las que existen ahora y el único medio de mensajería instantánea era el MSN Messenger pero como sólo se podía acceder desde una computadora, aún podíamos sentarnos a hablar, ver películas, sin el miedo de ver qué nueva notificación ha llegado o quién nos ha hablado por WhatsApp.

Pero nosotros nos hemos acostumbrado progresivamente a esto, o sea webona, vivimos la era del Latinchat, el ya mencionado Messenger, Hi5, MySpace, Skype, ooVoo, Omegle, pasando por Facebook, WhatsApp y Line. Sin mencionar que ahora tenemos redes como Viber, Telegram, Snapchat, Twitter, Waze, entre otras.

Me encanta la tecnología, en serio, nos facilita la vida, nos acorta mucho los tiempos, pero también a mi parecer deberíamos usar estos tiempos para salir más, hablar más, pasar más tiempo con los que amamos. Una película, una tarde en el parque, una noche caminando, comida o tragos fuera son las cosas que no debemos dejar de lado.

Particularmente, la tecnología ha hecho que tengamos cerca a nuestros seres queridos más cerca cuando no lo están físicamente.